domingo, 3 de mayo de 2009

VALOR PARA CAMBIAR: 31 de enero

Después de aplicar celosamente los Doce Pasos de Al-Anon durante un año, me sentía desalentado por mis continuas recaídas en la autocompasión y el resentimiento, provocados por la incapacidad de la alcohólica de darme el apoyo emocional que yo quería. Una noche, mientras meditaba sobre el Sexto y Séptimo Paso, tres palabras parecieron brillar en mi mente: Estuvimos enteramente dispuestos a que Dios eliminase todos estos defectos de carácter y humildemente pedimos a Dios que nos librase de nuestras culpas.

De pronto me di cuenta de que gran parte de mi celosa aplicación del programa ha sido el ejercicio de mi propio poder limitado. Con una nueva y sincera humildad le pedí a Dios que me librase de mis culpas. Cuando vi a la alcohólica la mañana siguiente fue como si se hubiese quitado un velo de mis ojos. La vi sufrir, luchando para estar sobria, y tuve compasión también por mi propia lucha. Mi autocompasión y resentimiento habían desaparecido.

Recordatorio para hoy

Quiero estar preparado para librarme de mis culpas y haré lo que pueda para prepararme. Puedo tomar conciencia de mí mismo sin enjuiciarme, aceptar lo que descubro y estar enteramente dispuesto a cambiar. Pero carezco del poder de curarme. Sólo mi Poder Superior puede hacerlo.

Acepto el hecho de que necesito ayuda para recobrar mi sano juicio y que no puedo lograrlo sin ayuda.
El dilema del matrimonio con un alcohólico

1 comentarios:

Gizmo dijo...

Recuerdo el día que llegó a mis manos el libro Libérate de la codependencia y mientras lo leía mis lágrimas caían a raudales y a su vez no podía dejar de leer, era como si alguien hubiese vivido muy junto a mí y por lo tanto sabía lo que me había pasado pero con el agravante de darme cuenta que mi vida había sido un desastre en cuanto a las relaciones familiares y que había controlado la vida de todos los que se habían enfermado, comenzando con mis padres, mi esposo, mi hijo, mi suegra y yo creo que hubiera seguido haciéndolo con todo el que se me cruzara en mi vida y a su vez yo era codependiente de todos ellos que me habían manipulado miles de veces. Fue algo muy doloroso, me llené de frabia, de culpa y sentí qy¡ue me habían estafado en el amor. Y también supe que sola no podía salir de ese horror y si antes había confiado en mi yo superior, ahora todo eso se lo dejaba en sus manos, pero era consciente de que yo tenía que aprender a poner límites. Me llevó tiempo enderezar las cosas, caí muchas veces pero aprendí a levantarme, asumo que todavía estoy en recuperarión y pongo en práctica el vivir día a día y me ayuda mucho el saber que no estoy sola en este camino.

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