martes, 7 de abril de 2009

VALOR PARA CAMBIAR: 12 de enero

Una mañana temprano, me detuve a observar una colonia de abejas. Un poco intimidado por el frenético movimiento y el intenso zumbido, me recordé a mí mismo que si no metía las narices dentro de la colmena no me picarían. Si mantenía una cierta distancia de una situación peligrosa, estaría bien. Para mí, ésa es exactamente la lección que enseña el desprendimiento emocional. La de­cisión es mía. Cuando percibo que una situación es peligrosa para mi bienestar físico, mental o espiri­tual, puedo ampliar la distancia entre mi persona y la situación. A veces, esto significa que desde un ángulo emocional no me comprometo demasiado con un problema, a veces que dejo físicamente la habitación o que termino una conversación. Y a veces, trato de establecer una distancia espiritual entre el alcoholismo de otra persona o su conducta y yo. Esto no quiere decir que deje de amar a la persona, sólo que reconozco los riesgos a mi pro­pio bienestar y decido cuidar de mí mismo.

Recordatorio para hoy

Ahora sé cómo terminar una discusión rehusan­do simplemente participar, cómo recurrir a la ayuda de mi Poder Superior cuando soy incapaz de cambiar, cómo decir "No" cuando quiero signifi­car "No" y cómo apartarme de la demencia en vez de zambullirme en ella. El desprendimiento emo­cional es un regalo de amor que continúo brindán­dome a mi mismo y a los demás.
"Si un hombre lleva su propia lámpara, no debe temer a la oscuridad."
Proverbio hasídico

0 comentarios:

Publicar un comentario